El tiempo todo entero
La escritora boliviana Liliana Colanzi recibió ayer el VII Premio Ribero del Duero organizado por la editorial Páginas de Espuma con un libro de cuentos sobre el tiempo.
DIEGO ERLAN

Originalidad y potencia expresiva. Eso subrayó el jurado del VII Premio Ribera del Duero ayer que eligió el libro Ustedes brillan en lo oscuro, de Liliana Colanzi, como el libro ganador de esta edición en la que participaron 943 manuscritos de 37 países. Tanto Rosa Montero, Marta Sanz y Cristian Crusat, los integrantes del jurado, destacaron esa combinación de virtudes que articula la escritora boliviana para construir mundos extraños “aunando las claves de ciencia ficción y realismo para llevar a cabo una crítica que nos sitúa ante el desconsuelo y la inquietud de la vida”.
Casi entrada la noche de Madrid, Liliana Colanzi explicó que este libro (que saldrá en Argentina el 1 de junio) está formado por seis cuentos que están unidos en torno a un interés por abordar el tiempo desde diferentes aspectos. Uno de los textos, por ejemplo, está situado en una cueva a lo largo de los siglos. “Quería entender el tiempo, no desde la escala humana sino a través del tiempo cósmico y a través de la ciencia ficción pude ensanchar la imaginación, imaginar cómo fue el planeta a lo largo del tiempo”. Otro tema presenta en este esperado libro será el de la mutación, otro el del progreso (o el rechazo del progreso por parte de una colonia que decide rechazar cualquier influencia externa) y luego un tema que se repite es el de la radiación, el de los materiales radiactivos. “Me interesa la cuestión de los desechos tóxicos, que son desechos que creamos en esta época pero que nos sobrevivirán durante siglos”. Uno de los cuentos de hecho toma explícitamente el accidente de Goiânia, en Brasil, ya que el caso fascinó a Liliana Colanzi. El episodio fue así: En 1987, una parte de una unidad de radioterapia que contenía un isótoporadiactivo de cesio-137 en forma de cloruro de cesio fue robado de un hospital abandonado por dos recolectores de basura. Después de un tiempo, la pieza se encontró en un vertedero y atrajo la atención del propietario del vertedero, Devara Ferreira, quien luego llevó la fuente médica de radiación a su hogar e invitó a vecinos, familiares y amigos a mirar el polvo que brillaba con luz azul. Se recogieron pequeños fragmentos de la fuente, se frotaron con su piel, se transfirieron a otras personas como obsequios y, como resultado, comenzó la propagación de la contaminación radiactiva. Durante más de dos semanas, más y más personas entraron en contacto con el cloruro de cesio en polvo, y ninguno de ellos sabía sobre el peligro asociado con él. Como resultado de la amplia distribución de polvo altamente radiactivo y su contacto activo con varios objetos, se acumuló una gran cantidad de material contaminado por radiación, que posteriormente fue enterrado en el territorio montañoso de una de las afueras de la ciudad, en el llamado almacenamiento cerca de la superficie. Este territorio recién podrá reutilizarse después de 300 años.

En la ceremonia de entrega del premio, Rosa Montero dijo que este era un libro de frontera. Esa idea le interesó a Colanzi: “Porque en la idea de frontera se articulan muchas cosas y otras se desarticulan: los tránsitos son más fluidos. Y más que nada la idea de que uno pueda convertirse en una frontera: de lo humano hacia otra cosa. Hay lugares que me convocan que son lugares de cierta periferia como los pueblos que narro en estos cuentos, de los que nadie se acuerda. Para mí es un desafío pensar en estos lugares, y preguntarme qué nos pueden decir del presente. Me interesa acercarme desde la literatura a esos lugares hacia los que nadie está mirando”. No todos los cuentos de Ustedes brillan en lo oscuro son cuentos especulativos: hay cuentos de ciencia ficción, otros fantásticos, pero hay alguno donde lo sobrenatural no está presente y sin embargo no tienen una relación mimética con la realidad. “Alguna vez me planteé incluir una distorsión especulativa pero en algunos cuentos como el basado en el accidente de Goiânia no era necesario incluir nada especulativo”. Aunque los cuentos no hablen de su experiencia personal, Colanzi necesita tener algún tipo de vínculo con los cuentos, algunos temas que la obsesionen, imágenes que la persiguen. “No me interesa estar yo como personaje, ni que mi experiencia se refleje: de hecho la literatura es un canal para explorar lo otro, lo que no podremos ser nunca, pero sí necesito una relación con lo que escribo. Se me van ocurriendo ideas y si estas ideas no sobreviven quiere decir que mi interés no era tan intenso. Hay ideas que me persiguen durante meses, tal vez años, y esas son las ideas que incluso de manera inconsciente van agrupando a los relatos. En estos cuentos hay paisajes que se repiten como el paisaje amazónico, y la idea de entender el tiempo en diferentes escalas. En algunos cuentos está el interés por las vidas microoscópicas, pero la literatura también nos permite imaginar el tiempo cósmico. Y eso, de alguna manera, es una forma de articular los diferentes relatos.”
Hay diferentes temas que están vigentes en América latina y que se cuelan en los cuentos de Colanzi muchas veces, según ella, de manera inconsciente. “Esa herida colonial que nos marca, esa historia traumática que es la colonización y cómo ese pensamiento colonial pervive, cómo nos afecta, el racismo, esos temas están permeando los relatos y determinan las decisiones de los personajes. El tema de la destrucción medioambiental es otro de los temas, aunque no me interesan en un sentido apocalíptico o posapocalíptico sino como conflictos del presente, pero no solo para pensar un futuro de ruinas sino para entender cómo resolveremos estos problemas de una manera que no nos conduzca siempre a la catástrofe. “Si bien la literatura pone en el tapete tensiones y heridas, puede ofrecernos cierta perspectiva utópica, también puede plantearnos caminos o imaginarios que no nos lleven a la catástrofe”.
–Si un hilo conductor de estos cuentos es el tiempo imagino que el tema de la memoria es importante. ¿Qué significa y de qué manera se articula la memoria en tu literatura?
–Sin duda es importante. Me interesa remover esa memoria enterrada que está presente en las ruinas de ciertos lugares: un lugar en ruinas también es una manera de recuperar cierta historia no del todo borrada pero no tan reactivada como podría estar. La memoria está presente en mis cuentos: esa indagación en estos lugares olvidados es una forma de volver a estos lugares, y preguntarme por qué existe este olvido, ese lugar que podría hablarle al presente y que no estamos mirando.