Una partícula del universo
Mariano Vespa presenta en “Inmersión” un trabajo híbrido sobre la obra y la figura de Rafael Pinedo, el autor de la legendaria novela “Plop”.
ANDRÉS HAX

Una vez, cuando trabajaba en la redacción de una revista cultural –y era uno de los nuevos–, un colega veterano se dio vuelta (éramos compañeros de escritorio, pero espalda con espalda) y me tocó el hombro. Al darme vuelta vi que mi copiloto tenía esa expresión de lque estaba por decir algo importante, a soto vocce. Fue muy simple lo que me dijo y tal vez por eso, en su momento, no lo entendí del todo. Igual le hice caso y al fin fue uno de los mejores consejos que recibí en esa redacción. Me mostró un libro que tenía en la mano y me dijo: “Che, los libros acá se imprimen y después desaparecen. Comprate éste que vale la pena.”

Ahora mi biblioteca está llena de libros que compré por plata que tenía en el bolsillo y que ahora valen múltiples sueldos mensuales. Semejante libro es Inmersión, una imagen proyectada sobre Rafael Pinedo de Mariano Vespa. Su primer libro –ganador del premio María Elena Walsh de novela de 2019 y recién publicado por Tren en Movimiento– es un maravilloso texto híbrido. En el centro está la figura de Rafael Pinedo, autor de la mítica novela Plop (publicada por primera vez en 2002 tras ganar el Premio Casa de las Américas y, afortunadamente, editado por Interzona). Vespa hizo una investigación que, de seguro, podría haber terminado siendo un volumen de más de trescientas páginas, pero optó, en la escritura, por otro camino: uno valiente y generoso, de contar lo más importante. De ser breve. De meterse a sí mismo también en el cuento. De narrar, sin narcisismo ni exhibicionismo, a su ser buscando a otro ser. Del ser de un lector buscando el ser de un escritor. En esa búsqueda sucede una alquimia. Y entonces Vespa se transforma él mismo en escritor.
“Inmersión nos muestra cómo Pinedo se transformó en escritor. Parece simple, pero no lo es.”
Pero al decir esto surge una pregunta: ¿Que es ser un escritor? Digo “Vespa se convirtió en escritor” porque produce un texto que puede salir al mundo y estar en mis manos o en las tuyas. Pero para escribir un libro como este tenías que ser escritor antes: inédito, privado, oculto. Algo parecido le sucedió a Pinedo. Como cuenta Vespa, Pinedo se graduó como Computador Científico en los años setenta y empezó a trabajar como programador para Ferrocarriles Argentinos y luego en el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos. Eventualmente participó, también, en la fundación de la Escuela de Ciencias Informáticas en la facultad de Ciencias Exactas, en 1987. Pero quería escribir: era escritor. No escribís Plop si no sos escritor. Emily Dickinson era escritora, por ejemplo. No publicó nada. Por otro lado hay muchos seres que viven de vender sus libros que no son escritores. Pero eso es un debate para otra nota.

La pregunta, entonces, tal vez sea: ¿Quién es el escritor antes de ser escritor? ¿Por qué quisiera alguien escribir un libro para que salga al mundo? ¿Cuál es la necesidad? Y si puedes escribir ese libro porque eres escritor o escritora, ¿cómo se hace para que ese libro llegue a ser libro? ¿Para que se edite, distribuya y termine siendo leído? ¿Eso es lo que te hace escritor?
Inmersión, en gran parte, enfrenta estas preguntas. O escribe alrededor de estas preguntas. O, como en el aikido, toma la fuerza bruta de estas interrogaciones y les transforma la energía. Inmersión nos muestra cómo Pinedo se transformó en escritor. Parece simple, pero no lo es. Como la escritura misma de Vespa.
Pinedo pasó por talleres y diferentes maestros pero lo importante es que, sea como fuere, escribió Plop, un libro que, como dicen los gringos, needs no introduction. Cuando salió al público en 2002, lo más fácil era interpretarlo como una reacción a la catástrofe del 2001, pero ahora se puede leer como un texto algo profético. Describe un mundo en ruinas, un país de tribus que viven entre los escombros y la basura. Es un poema y es una tragedia. Si no lo han leído hace tiempo, o aun no lo han leído, yo les recomiendo conseguir Inmersión y leerlo como un prólogo a Plop. No tiene spoilers. ¿Existe un antónimo para spoiler? Sea como sea, Inmersión es eso.

Uno de los placeres de Inmersión es el chisme, la anécdota, datos aparentemente aleatorios pero que, en su acumulación, van haciendo un retrato de Rafael Pinedo.
En un momento, Vespa se contacta con otro lector de Plop que es matemático. Lo cita: “Creo que hay una continuidad entre sistemas, hardware, software y literatura… Las limitaciones en tecnología siempre parecen lejanas, pero están demasiado cerca. Lo mismo pasa en literatura. Creo que en ambos casos hay una ilusión de plenitud que se rompe rápido. …La literatura está llena de silencios y fisuras. Las restricciones sintácticas, las imprecisiones semánticas y el ruido pragmático son elementos en común entre sistemas y literatura.”
O la pareja de Pinedo, Nora Gurman, que dice de Pinedo, asombrosamente: “Él escribía bit por bit.”
Un gran cameo en Inmersión es el de Alberto Laiseca, que integraba el jurado, en La Habana, del Premio Casa de las Americas que obtuvo Plop. Fumando, feliz, y tomando ron, leyó el manuscrito de Pinedo con asombro y entusiasmo. Aparece en algunos otros momentos del libro de Vespa y es una verdadera alegría: como volver a reencontrarse.
Hay una frase del novelista James Salter que, me parece, explica la necesidad existencial de la literatura, su verdadera función humana. Es así de simple: “Llega un momento en la vida en la cual te das cuenta que todo es un sueño. Solo las cosas que están escritas tienen alguna posibilidad de ser reales.”
Me imagino que Pinedo sintió eso. Por más que sea una partícula dentro del universo literario, la realidad de ese universo es diferente porque existe Plop.
Una tristeza honda detrás de esta nota, detrás de Plop y detrás de Inmersión es que Rafael Pinedo murió a los 52 años (en el 2006: hoy tendría 68). Escribió dos novelas más, Frío (2004) y Subte (2006) que él consideró –nos cuenta Vespa– como una trilogía “sobre la destrucción de la cultura.” Es un buen momento para volver a Pinedo. Inmersión es, entre otras tantas cosas, una introducción magistral a este autor que se fue demasiado temprano pero que, sin duda, nos dejó un mundo.