El secreto mejor guardado

Lucas Villavecchia, editor de Gatopardo ediciones, presenta un catálogo construido en base a la más exquisita literatura de todos los tiempos.

DIEGO ERLAN

Una biografía de Alejandro Magno escrita por Pietro Citati y una novela de Richard Hughes, En peligro, fueron los dos primeros libros que publicó Gatopardo en 2015, una editorial española fundada por Marta y Javier Villavecchia, los abuelos de Lucas Villavecchia, que ahora se encuentra al frente del proyecto. Ambos libros, según Lucas, representan el espíritu del sello: publicar obras de gran calidad literaria, con un aroma clásico y que venían a llenar algunas lagunas en lengua española. Sus argumentos son implacables: “Pietro Citati es un conocido humanista, autor de grandes ensayos, y este es un librito aparentemente menor, por tamaño, pero muy enjundioso. Richard Hughes es uno de los tantos autores anglosajones que corren una suerte desigual a lo largo de los años, cuyo prestigio se apaga, resurge y vuelve a apagarse, sin que dejen de ser considerados clásicos, sin hacer nunca demasiado ruido”. En estos pocos años, la editorial logró construir un catálogo sofisticado en base a títulos muy poco conocidos en español y a libros extraordinarios como La muerte de la mariposa, donde otra vez el gran Pietro Citati retrata el derrumbe de una pareja inolvidable como fueron Francis Scott Fitzgerald y Zelda Sayre. En ese cruce de autores y de estéticas puede hallarse la clave para entender la ambiciosa búsqueda editorial de Gatopardo.

¿Qué relación encuentras entre el catálogo de Gatopardo y la decisión de bautizar a la editorial con el nombre del clásico de Lampedusa?
Más allá del homenaje a Giuseppe Tomasi di Lampedusa, el nombre de la editorial alude a un gusto por los clásicos e incluso a cierta parcialidad hacia la literatura italiana que marcaron los primeros tiempos de la editorial. Esto tiene sus matices, porque en nuestro catálogo conviven felizmente los clásicos con las obras contemporáneas, siempre con una aspiración a la excelencia y la perdurabilidad de los textos que da cohesión a nuestro catálogo.

“Ciertos libros pueden beneficiarse de ser publicados en una pequeña editorial”

¿Cuál crees que es el rasgo de distinción de Gatopardo?
La pasión que se pone en cada libro y el cuidado meticuloso de cada eslabón del proceso de edición desde la traducción hasta la impresión, pasando por la maquetación el diseño, la revisión de estilo, etc. Una de las ventajas de ser una pequeña editorial independiente es que publicamos solo aquellos libros que nos entusiasman y les dedicamos toda nuestra atención. Publicamos unos catorce libros al año, y cada uno de ellos es especial para nosotros. Esto no es posible para las editoriales que publican cientos de libros al año. De ahí que algunos libros que funcionan muy bien en Gatopardo podrían haber pasado sin pena ni gloria por una editorial más grande, en la que son uno entre tantos. Curiosamente, ciertos libros pueden beneficiarse de ser publicados en una pequeña editorial.

¿De qué manera piensan las colecciones?
Las colecciones tienen que tener cierta unidad visual y discursiva. En el caso de Gatopardo, los primeros años hubo una sola colección que era bastante ecléctica y cuyo elemento unificador era la calidad literaria por encima de todo lo demás. En ella caben libros de narrativa de ficción y no ficción: literatura de viajes, memorias, biografías, novela, cuentos, ensayos literarios, incluso libros de entrevistas. La colección de ensayo surge precisamente porque me apetecía publicar libros más centrados en problemas como el consumismo, la crisis ecológica o la tiranía de la tecnología, con un enfoque más crítico y relacionados con el mundo actual.

Inge Feltrinelli decía que este es un oficio de locos porque los éxitos muchas veces no son previsibles y los fracasos sorprenden. ¿estás de acuerdo con esa idea?
Totalmente de acuerdo. No hay una fórmula mágica para saber si un libro será un éxito o fracasará. Las sorpresas son constantes, para bien y para mal. Sin embargo, diría que la acumulación de experiencia ayuda a desarrollar cierta intuición y un olfato para predecir qué libros pueden explotar y atraer a más lectores. Del mismo modo, no suelo llevarme mucha sorpresas con aquellos libros que, por más que me guste, sé que no van a tener unas ventas espectaculares.

¿Qué título del catálogo te obsesionó o te fascinó y cómo fue el proceso para conseguir ese título?
El río del tiempo, de Jon Swain, es uno de mis libros preferidos de Gatopardo no sólo por su calidad sino por la historia de su publicación. En uno de los viajes que hice cuando era mánager de ventas del sudeste asiático para Dorling Kindersley, un sello de Penguin Random House, encontré una edición en inglés del libro haciendo tiempo en el aeropuerto de Da Nang, en Vietnam. Lo leí y quedé asombrado. El asombro fue mayor cuando vi que no se había publicado en español. Este proceso, lleno de azar, bordea la serendipia y genera un vínculo especial con el libro en cuestión, más que si hubiese llegado a mis manos a través de una agencia literaria, por ejemplo.
¿Qué libro del catálogo se publicó quizás sin expectativas o con una expectativa modesta y terminó siendo una sorpresa?
Estado del malestar, de Nina Lykke, que de hecho se ha convertido en el libro más vendido de la editorial en poco más de un año. Cuando lo publiqué sabía que podría ir muy bien, es un libro divertidísimo y muy ingenioso, pero no sospechaba que tendría tanto recorrido. A ello contribuyó mucho otra sorpresa: el hecho de que Bookish lo seleccionara como libro del mes y lo distribuyera entre sus miles de lectores.

¿Cuál es el mayor desafío que tiene una editorial como Gatopardo?
El mayor desafío es ensanchar la base de lectores para asegurar una mínima viabilidad financiera. Aunque hacemos libros porque nos gustan, tenemos que tener un ojo siempre puesto en la parte comercial, que es menos glamurosa y romántica pero que resulta fundamental. La exportación a todo Latinoamérica es otro desafío importante que estamos empezando a solucionar poco a poco.

Los avances tecnológicos permiten resolver alguno de los mayores problemas de las editoriales, que es la distribución, ¿qué perspectivas tienen para que los libros puedan llegar mejor a Latinoamérica?
Por una parte, los ebooks, que representan una porción pequeña de nuestras ventas, ya permiten que los libros de Gatopardo estén disponibles en toda Latinoamérica. Dicho, esto nuestro deseo es que los libros en papel lleguen a todo el continente en las mejores condiciones. De momento contamos con distribuidores muy buenos en México, Uruguay, Chile, Colombia y Argentina, donde trabajamos con Waldhuter. En Argentina, de hecho, estamos imprimiendo localmente, lo cual nos permite fijar unos precios de venta al público en línea con el mercado local, mucho menos prohibitivos, y llegar a muchos más lectores. Creo que este modelo de negocio, con paciencia y trabajo, puede ser clave para potenciar la distribución.
¿Qué título o autor creés que no descansarás hasta que forme parte de Gatopardo?
Hace años que voy detrás de una novela totalmente desconocida en España, la única que escribió un cineasta francés muy importante cuyo nombre voy a omitir. No vaya a ser que se me avance otro editor y no logré descansar nunca más.

Me gustaría ahora proponerte un juego: ¿qué libros de la editorial le regalarías a alguien que amas en secreto y qué libro regalarías a alguien que odias en secreto?
A alguien que amo en secreto que le regalaría Temas de conversación, de Miranda Popkey, porque muestra el contraste entre nuestros ideales afectivos y la realidad efectiva y cotidiana de nuestra vida afectiva y sexual: caótica, impulsiva, contradictoria y profundamente imperfecta. Ser consciente de la complejidad del amor, de esta brecha entre el ideal y la realidad, puede ser un buen puto de inicio para una historia de amor que se prolongue más allá de los efímeros fuegos artificiales del enamoramiento inicial. A alguien que odio en secreto no podría regalarle un libro de Gatopardo, sería un sacrilegio y una pérdida de tiempo. Tal vez no me importaría venderle un libro, eso es otra cosa.

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