A bailar, mi amor
La danza como misterio para revelar y para pensar es lo que proponen, desde diferentes perspectivas, estos tres libros que reunimos en esta playlist.
VICTORIA D’ARC


El idioma de la danza
VV.AA.
Editorial Excursiones
En una de las intervenciones de este libro, la reconocida coreógrafa Diana Szeinblum se pregunta si somos conscientes de que vivimos una vida entera portando un interior que nunca llegaremos a conocer. El movimiento, entiende ella, es el resultado de esa existencia inefable, la forma visible de esa incógnita que habita dentro nuestro, el movimiento como traducción, como puesta en acto de una conjetura, de aquello que creemos ser. En algún momento del texto autobiográfico de Ana Frenkel, una de las fundadoras de El Descueve, en el momento en que no puede bailar por un problema en la columna, se pregunta: “¿Quién soy? ¿Qué soy? ¿Para qué vivo?” El ser humano como misterio, el movimiento como exploración de ese invisible que somos, es un hilo que recorre cada una de las intervenciones que integran El idioma de la danza, en el que además de las mencionadas también participan nombres imprescindibles del quehacer coreográfico en la Argentina como Leticia Mazur, Rhea Volij, Florencia Vecino, Marina Sarmiento, Lucas Condró y Silvio Lang, entre otres. Las “Notas sobre Lewis” resultan particularmente productivas para pensar la génesis de una puesta teatral cuando se le instala en la cabeza del autor la idea de crear una obra a partir enteramente de la expresión corporal de Jerry Lewis. “El plan era recopilar, capturar y descontextualizar algunas secuencias de movimiento de Jerry Lewis, el actor estadounidense. Reproducir las más variadas y alucinantes. Sumar a intérpretes capaces de copiar el prodigio de Lewis en sus abundantes escenas mudas”. El libro es un verdadero hallazgo, no sólo para los interesados en la danza: es la posibilidad para cualquier persona de entender ese lenguaje fascinante inmerso en el cuerpo, una forma de reflexionar sobre esas diversas traducciones que significa moverse y bailar.

Mamá, quiero ser bailarina
María Carolina Marschoff
Club Hem
–¿Por qué querés investigar danza? –le preguntaron un día a María Carolina Marschoff.
Y ella respondió:
–Porque quiero saber de qué se trata. Y para saber de qué se trata, hay que desgarrarla.
Ese desgarramiento es un intento por comprender el misterio que rodea a la danza, como sucede en varios de los textos de El idioma de la danza. Sin embargo, en Mamá, quiero ser bailarina, Marschoff se preocupa por reconstruir y contextualizar los diferentes períodos a lo largo de la historia de la danza. Su interés especial gira en torno a la relación entre política y danza, desde la fundación de la Real Academia de Danza a partir de un decreto de Luis XIV, rey de Francia, en 1661, hasta llegar a centrarse en la teoría de las prácticas corporales, y con ellas en las “formas de hacer, decir y pensar que toman por objeto el cuerpo”.

Diario
Vaslav Nijinsky
Acantilado
Vaslav Nijinsky fue conocido como el “Dios de la danza”, un personaje descomunal, emocionalmente voluble, silencioso, excéntrico y narcisista. Antes de caer en la paranoia y volverse loco por completo escribió cuatro cuadernos que contienen su diario íntimo. En él se revela un artista cultivado y radical que conoce a fondo la literatura, la política y el pensamiento rusos, pero los signos de su locura, ya sea bajo forma de manía persecutoria o delirios de grandeza, de alucinaciones o de obsesión por el sexo. “Yo quiero que fotografíen mis escritos para explicar mis escritos, porque mi escritura es la de Dios. La impresión destruye la escritura. La escritura es algo bello, es por eso que es necesario fijarla”, escribe en una de sus páginas. Tras su muerte, su esposa, Rómola Nijinsky, supervisó y censuró las ediciones del diario, que fue publicado en 1936 y cuya primera edición en español –publicada por Acantilado, con traducción de Helena Diana Moradell directamente del ruso– recupera la versión íntegra. Cabe citar un fragmento de este texto para darse cuenta de esa genialidad excesiva, paranoica y única. “No me gusta la técnica insensible, yo conozco a los literatos, yo los entiendo, ellos quieren examinar mi cerebro, pero yo quiero examinar sus mentes, no soy un fakir ni un mago, soy dios en un cuerpo, la gente dirá que lo que escribo es estúpido, pero en realidad, todo lo estúpido tiene un significado profundo, impenetrable si no hablo, si no grito estúpidamente nadie me entenderá, el estilo, esa es pura invención francesa, yo bailé duro sobre estas ásperas maderas, hasta sacarme sangre de las plantas de los pies, hasta alcanzar las cumbres de la locura, en cambio, Mallarmé alcoholizado apenas pudo capturar mi danza en algunos garabatos de insulsa poesía, me contento con que el árbol me entienda, yo quiero amar a todos y por eso soy como dios, no me atrae el arte sin moral, Stravinsky es un hombre seco, sin histeria creadora, por eso me odia, me tiene envidia, porque yo he alcanzado la moral y la belleza, sé que todos han olvidado a dios, todos piensan que es una mentira, los científicos dicen que no hay dios, pero yo les digo que hay un dios, yo lo siento como las madres, ellas me entienden mejor porque ellas huelen la cercanía de la escuela, dando a luz a sus hijos, yo soy un hombre en dios, hablo con las palabras de dios, ¿qué estas haciendo con tu obra? Tú siempre cambias de estilo, no me gusta parecer siempre el mismo, yo soy una hoja de dios, yo amaba a dios, pero no me gustaba rezar, leí el idiota a los dieciocho y entendí su significado, me masturbaba duramente, hasta arrancarme sangre del glande, cuando leí el idiota sentí que el idiota no era un idiota, sino un buen hombre, como tú lo eres, a los dieciocho no pude entender su significado porque era muy joven, solo un poco idiota, yo no sabía nada de la teoría, ahora entiendo el idiota porque yo mismo soy tomado por un idiota, no estoy loco y el idiota no es un idiota, yo sé que los niños que comen carne se masturban, por eso prefiero el cartón, hombres y mujeres separados o juntos se masturban también, esto desarrolla la idiotez, pienso que la fuerza de la vida no proviene del alimento sino de la mente, la gente ignorante piensa que uno no puede ser alimentado por la mente o la buena literatura, uno puede, en serio, la mente reemplaza el alimento, es como la caca, pero inodora, incolora, insípida, el agua, eso es, yo como sólo lo que la verdad me ordena comer, la teoría de la danza, yo llamaré la primera parte de este libro vida y luego me titularé conocimiento, los críticos siempre piensan que son más inteligentes que los artistas, los artistas tiemblan ante el crítico, esto es cierto, ellos sienten dolor y sufren, sus almas lloran, la gente piensa que los niños son necesarios para tener sujetos, ellos matan a los lectores y cubren la tierra con sus cenizas, yo soy ruso y por eso sé como es la tierra, la gente dice: ¿Por qué Nijinsky siempre habla de dios?, él se ha vuelto loco, él es un bailarín y nada más, el arte es independiente de la sociedad, aun así reclaman que sea educativo, ellos afirman que soy la danza pura, pero se equivocan, porque en la danza está dios, no sólo se trata de un simple entretenimiento, inofensivo, todo lo contrario, la danza ancestralmente ha sido tribal, peligrosa, los antiguos guerreros danzaban, devoraban la carne de sus niños, se embriagaban en su sangre núbil antes de empezar una lectura, los rechonchos críticos, en cambio, con sus trajes costosos, están allí sentados aplaudiendo, o soñolientos, lo han olvidado todo, por eso ….”