“La historia de Maradona es siempre circular”
Entrevistamos a Asif Kapadia, director del extraordinario documental Diego Maradona, exhibido fuera de competencia en el último festival de Mar del Plata
FERNANDO KRAPP Y GERMÁN SARSOTTI

En el último Festival de Cine de Mar del Plata, en una sección no competitiva, se pudo ver uno de los estrenos más esperados del año: Diego Maradona dirigida por Asif Kapadia. No deja de llamar la atención; una película que en otro tiempo (otra Era, digamos) hubiera tenido un estreno en salas garantizado, y que fue concebida, desde su investigación y montaje, pasando por la impecable posproducción de sonido y el delicado arco de transformación del personaje, para ser exhibida en una sala de cine.
En conversación con Cuaderno WhR por Skype, mientras se escuchan sonidos de las obras de refacción en su casa, Kapadia afirma no perder las esperanzas de que su documental pueda verse en una sala como corresponde, además de su actual circulación en el streaming de la plataforma de HBO. Amparado por la voluntad de Laura Tusi y Rita Falcón (dos de las archivistas que trabajaron en la búsqueda de material en la Argentina), de a poco se encuentran lugares de exhibición apropiados, como lo fue el Festival. No ayudaron las declaraciones del propio Diego Maradona, que después de leer el punchline con el que fue promocionada la película, pidió a sus seguidores a que no la vieran. Kapadia entiende que esa reacción no deja de ser propia de su personaje: “En Diego está la muerte y la resurrección. Está Dios y el Diablo. El genio y el ladrón. Eso es interesante, nunca hay un gris. De un lado se lo ama, y del otro se lo odia”.
Diego Maradona es, para el director de la serie Mindhunters, la culminación de una trilogía involuntaria que componen también Senna (2010), sobre la figura del automovilista brasilero Ayton Senna, y Amy (2015), sobre la cantante Amy Winehouse (por el que obtuvo un Oscar a mejor documental). Los tres fueron realizados íntegramente con material de archivo, narrados por entrevistados cuyos rostros no vemos. Los tres cuentan el ascenso y la caída, las consecuencias éticas y morales del éxito y la fama. Verborrágico y entusiasta, Kapadia se lamenta una y otra vez por no haber podido viajar a Mar del Plata, no solo para presentar la película sino para ver la reacción del público argentino ante el espejo de nuestro máximo mito vivo.
¿Cómo empezó el proyecto?
Soy un fan del fútbol. Vivo en Londres. Mis raíces son de la India y nací en Inglaterra. Crecí jugando y mirando fútbol. Siempre supe quién era Diego Maradona. Mis primeros recuerdos son las finales del Campeonato Mundial de 1978. Me acuerdo haberlo visto por televisión. Me acuerdo de 1982, de este chico que iba a ser el mejor jugador de la historia, y todos estábamos esperando para verlo, aunque no tuvo una gran performance. Y, honestamente, todos amábamos el Brasil de 1982. Me acuerdo del partido de 1986 contra Inglaterra. De coleccionar figuritas de fútbol. Y la más complicada de obtener era la de Diego Maradona. Así que él ha estado en mi vida por mucho tiempo. Cuando era estudiante, a mediados de los 90, leí un libro sobre Diego Maradona. Y ese libro me hizo pensar en la vida increíble que tuvo. Entonces, en la misma época en la que estaba haciendo cortometrajes y largos de ficción, en 1996 pensé: ¡Qué increíble sería hacer una película sobre Diego Maradona! Hice largos de ficción, y después de hacer Senna, alguien me comentó que había material inédito sobre Diego Maradona. Me preguntaron si estaba interesado en hacer una película con eso. Hacía muy poco que había terminado un documental sobre un héroe brasilero, no quería meterme con uno argentino. Esto fue en 2012, en plenas Olimpíadas. Y no me sentía preparado para algo así. Entonces hice Amy, Mindhunter, otras películas. Y el material sobre Diego volvió a mi en 2015. Entonces pensé: bueno, está bien, ya hice dos documentales sobre personas que murieron muy jóvenes, quizás es el momento de hacer una película con alguien que está vivo.

Lo interesante de tu retrato es que mostrás a un Diego Maradona distinto. En Argentina estamos acostumbrados a una figura intocable, cristalizada, como un mito inaccesible. En cambio tu mirada es completamente nueva.
Este personaje es tan épico, desafiante. Como vos decís, es un mito. Pero no tenía idea de qué forma podía llegar a tener la película. Yo no sabía que nos íbamos a centrar en la época de Italia. Tampoco sabía cuánto se acordaría Diego sobre su propia vida, si iba a ser fácil hablarle o si era difícil, pero estaba interesado en el desafío, es decir, ¿puedo hacer algo imposible, hacer un documental sobre Diego Maradona, siendo inglés? ¿Una película de la cual los argentinos puedan aprender algo, incluso? ¿Y en la que los fans de fútbol, que saben todo, puedan encontrar algo nuevo? Pero para mi, el desafío más grande era hacer un documental para gente que no estuviera interesada en el fútbol, que no les guste Diego Maradona, que nunca escucharon sobre Diego Maradona. Parece increíble, en Estados Unidos hay gente que nunca escuchó hablar sobre él, por ejemplo.
Construiste el personaje de Maradona como un personaje de ficción.
Esa fue la idea, e investigué mucho para lograr un relato así. Estas películas llevan tiempo. Senna me llevó cinco años. Amy tres. Y Diego Maradona al menos tres años. Pasamos mucho tiempo buscando material. Tengo experiencia como realizador de dramas, intenté construir a estos personajes desde ese arco. Traté de entender a los personajes principales, quiénes son, de dónde vienen, cuál es la psicología de estos personajes. La película no es sobre futbol, como Senna no es una película sobre Fórmula Uno, y Amy no es sobre música. Estas películas proponen un camino hacia el personaje. Con Diego el desafío era: encontramos material que nadie había visto, inédito. Y al mismo tiempo, hablar con todas esas personas que fueron importantes para él a lo largo de su vida. Qué faceta nueva podíamos dar para que fuese lo mismo de siempre.
¿Cómo construiste el vínculo con él?
Maradona es Maradona, ustedes saben. A veces puede ser un gran contador de historias. Uno no va primero a él para saber qué fue lo que pasó. En Nápoles hablamos con mucha gente que lo conoció, y después fuimos a Argentina para hacer algunas entrevistas y cruzar las referencias. Tratábamos de entender la complejidad de Diego, y la materia de la que está hecha esta historia.
Eso lleva tiempo…
Había una primera versión de la película que duraba cinco horas. Recorríamos todo; desde los orígenes en Villa Fiorito, pasando por Argentinos Juniors, Boca, Barcelona y después el Nápoles. Ahí decidimos que no podíamos mostrar todo. Porque su historia es larga y muy complicada. Les pongo un ejemplo: el inicio, en donde hay una carrera de autos un poco alocada, en la película dura 15 minutos. En la primera versión, duraba cuarenta y cinco minutos. Y después del Nápoles, había media hora más: Cuba, el mundial del 94, su regreso a la Argentina. Decidimos que lo mejor era centrarnos ahí, en su paso por el Nápoles.
¿Por qué?
Lo interesante de la historia de Maradona, desde mi punto de vista, es que es siempre circular. Llega a un lugar, todo el mundo lo ama, hace cosas increíbles, y de pronto, todo empieza a ir mal. Algo pasa. Se mete en problemas. No es feliz. Quiere irse. El círculo termina, de pronto. Y se va a nuevo lugar, en donde inicia un nuevo círculo: ahí, se convierte en un héroe, todos lo aman, es fantástico, hasta que algo pasa. Y se va de nuevo. Y es siempre la misma historia. Es siempre el mismo círculo. Y para mí, el círculo más grande de su historia era Nápoles. No se quedó tanto tiempo en otro lugar como los siete años que pasó ahí. En Nápoles se convirtió en el mejor jugador del mundo y es en donde sus problemas personales comenzaron. Era un equipo de mitad de tabla, que nunca habían ganado nada, y de pronto lo tienen a Diego Maradona. Diego venía de Barcelona, en donde le habían roto el tobillo, tuvo hepatitis, lo trataron realmente mal, no estaba feliz, y se fue. El circulo entonces comenzó antes, pero el gran círculo es en Nápoles. Después se repite, una y otra vez, después: Newell´s Old Boys, el mundial de 1994, y otros clubes.
Algo interesante de la película es que se muestra a Diego perdiendo el control. Es la primera vez que vemos a un Diego Maradona vulnerable.
Creo que en Nápoles se enfrentó contra gente muy poderosa. Y es cierto, pierde el control. Para los argentinos es un período del que no saben o no conocen tanto sobre uno de sus máximos ídolos. Lo que estaba pasando en Italia no estaba en televisión, apenas salían notas en los diarios. No había podcasts, no había Instagram. Conversé con muchos periodistas que siguieron muchos años a Maradona, pero nunca supieron bien qué había pasado en Nápoles. Y si bien Diego fue y vino muchas veces, y siempre jugó para la selección Argentina, esta es la historia, en definitiva, de un chico que se fue de la Argentina y volvió convertido en otra persona.
Se repite en varias oportunidades la idea de una diferencia entre Diego y Maradona, ¿podrías explicarla?
Por un lado Diego, al igual que Senna, es un héroe latinoamericano. De un país que ha dejado atrás una dictadura y en quien recaen todos los sueños y anhelos de una sociedad. Pero por otro lado, es un chico que extraña a su madre. Que cuando gana la copa mundial la llama a su madre para dedicársela. Que quiere estar en su país. Y ahí es cuando apareció esa idea entre Diego y Maradona. Esa diferencia, tan compleja, que hay en él. Esa idea de que hay dos costados en una misma persona, que no fueron forzados, sino que conviven en él. Y él creó este Maradona para sobrevivir. Y lo hizo. No cualquiera puede hacer una cosa así. No cualquiera pone el cuerpo como lo hizo él. De ponerse a prueba a sí mismo frente a otros. Todavía quiere dirigir, todavía quiere estar ahí, no ha perdido el deseo por el fútbol, ¿no es así? Ahí es cuando uno se da cuenta que el éxito puede ser también una maldición.

¿Cómo dieron con ese material increíble que hay en la película?
Jorge Cysterszpiler fue el primer agente de Diego Maradona. Fue el primero en hacer el primer contrato con Barcelona. Fue la persona que dijo: este chico es increíble. Hablamos de comienzos de los ochentas. El tenía esta idea de que el gran mercado al que había que entrar era Estados Unidos, ¿cómo hacés para entrar ahí? Hacés una película. Entonces él contrató a un grupo de camarógrafos para que siguieran a Diego. Lo grabaron cuando estaba en Boca, en Barcelona, y durante todo el tiempo en Nápoles. Y ahí, es despedido. Y entra Guillermo Coppola. Cambia por completo todo. No hay más grabaciones. Ahí es donde podemos ver que hay un cambio en él. Incluso en su vida personal. Pero esos cámaras tenían estos cassettes. No tenían el permiso de Diego para usarlas o venderlas. Hasta que finalmente mi productor pudo llegar a un arreglo con ellos, y accedimos a ese material increíble que se ve en la película y nunca se había visto antes.
¿Cómo fue el proceso de edición?
Chris King es mi editor, y es brillante. Trabajé con él en Senna y en Amy. Venimos trabajando desde hace varios años. Es brillante y es también muy obsesivo en el trabajo. Trabajo muy cerca de la investigación. Primero tengo que encontrar el material. Eso me hizo viajar a Buenos Aires y a Nápoles. Trabajamos con Lina Caicedo, de Colombia. Ella fue la persona que lidió con temas en español. Yo hago entrevistas mientras viajo y contacto gente. El editor, cuando tiene suficiente material, empieza a montar algunas secuencias. Pero yo lo dejo trabajar solo, y cuando veo las secuencias, yo reacciono a lo que veo. No me siento al lado de él a mirar todo el material. Mi trabajo consiste en saber qué es lo que necesito después. No trabajo con un guión. Solo hablo con la gente y escucho. Y después pienso e imagino cómo va a ser la historia.
Hay un momento muy hermoso en donde Diego Bonadeo explica cómo Maradona tuvo que cambiar su juego en el Nápoles.
Es donde entendés la genialidad de Diego. De cómo entendía y veía el juego. No era que solamente fuese un genio; tenía que trabajar duro, entrenaba, practicaba, miraba el juego italiano. No fue que su éxito ocurrió así como así. Tuvo que estudiar y analizar el fútbol italiano para meterse ahí. Tuvo que cambiar su propio juego. Por otro lado, Diego nunca fue un jugador egoísta. Siempre jugó para su propio equipo. Siempre jugó para la hinchada. No era solo su ego en la cancha, aunque quizás afuera de la cancha fuese de otra manera. Es increíble pero hay gente joven que ni siquiera sabe quién es Maradona. Conocen la leyenda, conocen el mito, pero nunca en la vida lo vieron jugar. Pero los increíbles planos que tenemos, sobre lo que solía ser el fútbol en aquellos años, en Italia. Las barridas, el juego, el control increíble que tenía de su propio cuerpo, el balance, el dominio de balón, ahí es cuando realmente entendés lo increíble que era jugando a la pelota.
Sorprende ver lo joven que era, también.
Es increíble, cuando lo ves llegar a Nápoles, te das cuenta de lo joven que era. ¡Era apenas un chico! Lo ves nervioso, asustado; era apenas mayor que yo en aquellos años. Y nunca lo habíamos visto así, nunca lo habíamos visto en imágenes de esa manera. Siempre lo hemos visto como un tipo muy confiado, muy seguro de sí. Pero cuando lo ves en la conferencia de prensa, cuando lo ves nervioso, asustado, confundido, te das cuenta que hay otro costado en este hombre, que nunca vimos y nunca entendimos. Como con Senna o con Amy, ponemos demasiadas presiones en estos chicos. Los amamos y después los olvidamos o nos decepcionamos. Y eso es lo que les pasa a muchos fanáticos del fútbol. Cuando juegan para nuestros equipos los amamos, pero cuando juegan para su selección es cuando aparece toda la complejidad social que hay en estos héroes.
Sabés si Diego vio la película.
Honestamente…¡ustedes tendrán que decirme!
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